La contaminación acústica tiene un impacto negativo en nuestra salud. El alto nivel de decibelios afecta al sueño, a la capacidad de concentración y al rendimiento. También nos puede acarrear problemas físicos, como discapacidad auditiva,
alteraciones del comportamiento o hipertensión.
Según la OCDE: España ocupa el segundo lugar en contaminación acústica, solo por detrás de Japón. Y somos los líderes, cuando nos ceñimos al continente europeo.

El 20% de la población europea -una de cada cinco personas- vive en zonas en las que los niveles de ruido se consideran perjudiciales para la salud.
La OMS define como ruido cualquier sonido superior a 65 decibelios y si pasa de los 75, se considera dañino para el oído humano y doloroso a partir de los 120. Más concretamente, la OMS recomienda no superar los 65 dB durante el día y que no exceda los 30 dB por la noche, para que el sueño sea reparador.
La contaminación acústica, según la OMS, es uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud. Y lo corroboran los datos de la Agencia Europa del Medio Ambiente (AEMA), que asegura que la contaminación acústica causa al año 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones.
Lo más curioso y lo más peligroso, es que es un enemigo silencioso: la repercusión de sus efectos se desarrolla de forma lenta y progresiva. No somos conscientes de que una exposición continua al ruido puede producir no solo problemas de sordera, sino también otros efectos físicos y psicológicos graves. En el caso concreto de los niños, a partir de los 50 dB pueden empezar a observarse alteraciones en sus capacidades cognitivas que afecten a su rendimiento escolar y a su capacidad de concentración y memoria.
Actualmente, el ruido en las ciudades proviene de cuatro fuentes principales:
- Vehículos y transporte: 80%
- Obras e industrias: 10%
- Ferrocarril: 6%
- Música y lugares de ocio: 4%
Un estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, ha evaluado los niveles de ruido procedentes del tráfico rodado en 749 ciudades europeas y su impacto en la salud. Los resultados muestran que cerca de 60 millones de personas adultas están sometidas a niveles de ruido perjudiciales para la salud generados por vehículos.
El ruido del tráfico rodado genera alteraciones del sueño, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, deterioro cognitivo, así como deterioros en la salud mental. La exposición prolongada al ruido del tráfico puede provocar una reacción de estrés sostenido, que da lugar a la liberación de hormonas del estrés, al aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y a la vaso constricción, lo que puede acabar dando lugar a enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o a trastornos de depresión y ansiedad.
Muchos países ya han legislado en este ámbito. España cuenta con una Ley de Ruido desde hace más de una década, además de normativas locales y autonómicas que buscan luchar contra este problema. Las administraciones de Madrid y Barcelona han acotado ya una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) para proteger a sus ciudadanos de la polución del tráfico rodado, pero también del ruido. Y las autoridades de Valencia y Valladolid, van a utilizar la vegetación como protección acústica en varias zonas de la ciudad. De hecho, las barreras vegetales reducen el ruido del tráfico hasta un 50% si hay un diseño adecuado.
El día 25 de abril es el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido.
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Fuente: Ciudades y decibelios ~ Urbanamente | El Mundo, Expansión